Un
tipo con síndrome de Down viste traje sin corbata, fuma tabaco negro pinchado
en una boquilla infinita y bebe pippermint. Observa impasible la escena. El
tiempo es solo algo que ocurre, un fluido viscoso deslizándose hacia quién sabe
dónde, rozándonos con su aguijón y dejando olor a muerto. Y entonces
comprendemos la partícula de Dios. Y entonces el Down sonríe y Dios en alguna
parte sonríe.