Salté por la ventana para demostrar algo. No es raro en mí que a mitad de camino olvidara el motivo. Por lo tanto aquí estoy defenestrado y sin un motivo aparente para quedar fundido con el suelo. Mientras voy tragando mosquitos pienso en lo estúpido que es desperdiciar tu única bala sin una meta, aunque la tenía. Sé que la tenía porque si no, no habría saltado. Tenía que ser por una causa realmente noble, muy importante. El caso es que ahora, no lo puedo recordar y mi tiempo se acaba. Tal vez no fuese tan importante, sé que en el momento en que salté me debió de parecer buena idea, pero ahora, a la hora de la verdad, no creo que tuviese todo el peso que en su momento tuvo. La ropa tendida, no me recuerda nada, la vecina del quinto masturbándose tampoco. Espera, ¡ya lo tengo! Ah, no; eso fue la otra vez, cuando me quise colgar porque ya nadie se acordaba de mí. Resultó ser una idiotez. La chica de la limpieza del cuarto orinando en la sopa…nada, que no me acuerdo. ¿Dejé una nota? Si, la llevo en el bolsillo. Joder que bien le sienta el liguero al vecino del tercero. A ver, por qué coño la doblaría tanto. “Yo en perfecto estado de mis facultades mentales, bla,bla,bla…” Desde luego que la última imagen sea la de una señora con rulos abierta de patas mientras un tipo con bigote se dispone a practicarle sexo oral, no es precisamente lo último que desea uno llevarse al otro mundo. “…he decidido acabar con mi vida por__Plaf.
lunes, 25 de julio de 2011
lunes, 18 de julio de 2011
Una buena poesía
Tener una buena poesía
larga
y lo bastante gruesa
Se necesita tener una gran poesía
para que te reconozcan
potente
feroz
Que la gente al verla diga
¡Ohhh!
Que las chicas al verla digan
“O”
Una de esas
que traspasan fronteras
y que hacen daño
Una de esas
que van de boca en boca
En fin
una buena poesía
Que sea tu carta de presentación
-Eh, ¿cómo te llamas?
creo que no eres nadie
-¡Qué importa!
esta es mi hermosa poesía
Una poesía grande
te abre muchas puertas
en eso no hay discusión
Una poesía glande
El tamaño no importa
dicen poetas
con centímetros de menos
Siempre que sea grande
opina el editor
Necesitamos poesía
de gran tamaño
claman indignados
Necesitamos poetas
con una gran poesía
siempre dispuestos a utilizarla
siempre dispuestos a empujar
a profundizar
a desgarrar
a perforar
Eso es lo que queremos
En fin
una buena poesía
lunes, 11 de julio de 2011
Bragas de miércoles
Me sorprendo imaginando los coños de esas chicas, de esas mujeres que van a la compra y me pregunto cómo serán, el color, la espesura, cosas así. No siento nada obsceno en ello, no hay ningún deseo sexual, simplemente me pregunto por su aspecto dentro de esas bragas de miércoles que tan poco tienen que ver con las de sábado. Esas bragas de contino, esos coños de contino. Y río creyéndome un José Luis López Vázquez de nueva generación, uno de nuevo milenio siendo atacado por visiones carnales. Nunca me hizo gracia ese señor, y por eso me da la risa. Supongo que en los 70 sería un tema serio. Seamos francos, hoy en día un coño es menos coño que en aquellos años. Digamos que era el gran desconocido. La frase: “enséñamelo” ha perdido quilates.
Este día lluvioso trae la idea de ingles sin depilar porque saben que ninguna mano las visitará. Cuántos polvos se han ido al limbo de los polvos por no estar de enseñar las partes de enseñar. Cuántos seductores han desperdiciado su mejor frase por la dejadez invernal, por la elongación de este miércoles lluvioso.
Este día lluvioso trae la idea de ingles sin depilar porque saben que ninguna mano las visitará. Cuántos polvos se han ido al limbo de los polvos por no estar de enseñar las partes de enseñar. Cuántos seductores han desperdiciado su mejor frase por la dejadez invernal, por la elongación de este miércoles lluvioso.
lunes, 4 de julio de 2011
Cierto tipo de mujeres
No tenía qué decirte y no te dije nada, pero mis ojos se derretían por ti, y tú estabas tan hermosa que las palabras bellas se me atragantaban y me hacían vomitar. Y entonces fuiste tú la que no dijiste nada y me besaste. La verdad es que no me pareció totalmente romántico pero me puso muy cachondo pensar en que te gustaban las cosas raras, porque si era así yo tendría una oportunidad. Pero más tarde me enteré que te morías por el más guapo de la clase y eso no me resultó nada extraño y ya no fue lo mismo. Ya no me ponías tan cachondo, aunque si, algo cachondo.
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